miércoles, 23 de febrero de 2011

La separación evidente que el ser estrictamente filosófico y racional concibe dentro de la especie humana viene dada por el desligamiento de todo producto, acto artificial, que se deriva del intento del mismo productor por encontrar respuestas que corren más allá de su propia esencia; esto es, necesariamente, intentar sustituirse o autodestruirse por medios que gozan de una autoridad vigente, pero carente de todo sentido ontológico real.

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