domingo, 27 de febrero de 2011

Este ejercicio considera una reforma tajante en la concepción ontológica de este ser tan magnífico; basta con conocer el apoyo que ofrecen los empirismos darwinianos con respecto a éste. Los conceptos de "evolución" y "naturaleza" nos llaman a una identificación pura y verdadera en sí. Dicho esto, ahora, conocemos a esa bestia sepultada en las tierras donde sólo unos pocos, los mejores, los "pensantes", se atreven a cavar. Y en realidad, esta tarea constituye, en proporción a una re-constitución ontológica, algo verdaderamente sencillo si uno es supuesto como un ser humano en potencia, interrogativo y amable con su escencia, cazador en tinieblas. Este personaje, al tener a la bestia delante de sí, deberá sorprenderse de encontrarlo tan abrazado por esa tierra suelta y seca; llena de heridas y cicatrices, pero, al mismo tiempo, operando en silencio le encuentra, incluso, puede parecérsele que goza de una comodidad sensata. Ahora, se pregunta ¿de qué se alimenta?

No hay comentarios:

Publicar un comentario