La verdad del ser que no es
Cabe destacar una separación inminente, lógica y deducible, que de hecho existe, dentro de la especie humana, a pesar que este término es completamente ambiguo aún refiriéndose a esos mamíferos dotaos de inteligencia y que se reproducen sin cesar. Los caminos en que estas características de la clasificación se manifiestan, toman sus bases dentro de uno de los engaños más colosales que el hombre se ha encargado de “profesar” a sí mismo, degradando de una manera “heroica” su propia naturalidad y esculpiendo, a partir del intelecto, su propia destrucción ontológica y natural. El conocimiento verdadero de uno mismo, adquirido por medio animales, se difumina de manera constante y grosera; el ser, a pesar de su categorización abundante intelectual, no ha sido capaz de reconocerse en el espejo. La esencia, muy por debajo de capas rocosas empapadas de conceptos anti-humanos, se retuerce y agoniza, suplicando por el mesías idílico del pensamiento desbocado, racional y verdadero; lentamente se hunde más y más en su desgracia y en la inmundicia de los ideales morales, está atrapada.
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