viernes, 15 de octubre de 2010

Se da de forma absolutamente sencilla ese alimento al ego de cada individuo, ego que, como me referí anteriormente, la mayoría de las veces, está cubierto por una máscara moral; desde meros elementos físicos como un simple “gracias por tu ayuda” o un “gracias por el consejo”, un agradecimiento general, hasta el reconocimiento material que en la mayor parte de las ocasiones es el esperado; incluimos también los elementos  metafísicos o abstractos que se generan al concebir, de manera individual, una suposición de idea o juicio ajeno en reciprocidad con la acción cometida que derivará en ese pensamiento. Esta es una forma general de exponer verdaderamente cuales son las causas o razones que motivan a ejercer cualquier tipo de acción, sea de origen voluntario o involuntario, sin embargo, me atreveré a ahondar más en términos: para cada individuo, se el más santo o el más profano de toda la raza humana, su preocupación o inquietud absoluta, ya no llamarla primordial, es sobrevivir. Estaremos de acuerdo en la afirmación que cita: “el hombre es, por necesidad, un ser absolutamente social.”, pues claro tenemos que ningún ser humano, dentro de un juicio racional y subsistente, concebirá la idea de, durante toda su vida, no tener algún tipo de contacto con el mundo de los hombres. Por lo tanto,  para poder sobrevivir, el hombre necesita de otro hombre. He aquí el oasis en medio del desierto: “necesita de otro hombre”. Una necesidad se deseará llenar, satisfacer y procurarse, de manera inminente, a corto o largo plazo, necesidad cual apoyará la subsistencia del ser. Ahora, volviendo a puntos anteriores, acordamos que el ser humano, en sui forma más primigenia y natural, es o está al nivel de cualquier otro mamífero que pueble la Tierra; para poder atender a las necesidades antes mencionadas, las cuales surgen del instinto de supervivencia de cada ser, el humano tendrá que individualizarse, es decir, ser animal, o transmutarse a su forma más natural para logra dicho objetivo. Esto indica el deber seguirse un paradigma natural, que dará a luz actitudes y acciones propias del ser egoísta, del ser humano.

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